El canto es la disciplina artística en la que en perfecta simbiosis, al igual que en la danza, el instrumento se funde con el intérprete y viceversa. Por esta razón, debemos entender los mecanismos y la orgánica humana, tanto en lo mental, físico y emocional, para intentar tener control sobre éstos, tanto por separado, como de manera conjunta.
La educación vocal parte de la voz hablada, por lo que se puede entender el canto como un desarrollo de la técnica fonatoria hablada a partir de la declamación. Un cantante es un actor que cuenta historias con melodías elaboradas y un actor es el que lo hace con la melodía propia del lenguaje, con sus preguntas y respuestas, ascendentes y descendentes. Con ello, la expresión de las emociones se establece con el registro fonal grave y agudo.
Por ello, debemos comenzar por revisar nuestra emisión hablada, y a partir de aquí, construir ese gran edificio que es nuestro cuerpo: músculos, huesos, tendones y órganos vitales que son el soporte por el que circulará el caudal de aire y energía y que tendrá como objetivo final, el desarrollo de las capacidades de la expresión, emisión y control de la fonación en toda la extensión vocal hablada y cantada de cada intérprete. Esto que aparentemente es obvio y fácil de decir no lo es tanto de resolver. Pero, sin duda, se aprende y aún más, con entusiasmo.
La pedagogía del canto es una especialidad compleja, que requiere método, disciplina y mucha paciencia por parte del docente, al igual que del discente, pero que sin duda, colma de júbilo con el más mínimo logro. Es un trabajo de comprensión e interiorización.
El canto coral, a diferencia del individual o solista, enriquece de una manera diferente, puesto que es más solidario y corporativo, donde el grupo crece de manera uniforme, llegando a conformar un soporte emocional y compromiso de cada uno de los integrantes, como una máquina, que optimiza sus energías en la misma dirección. No hay individualismo, ni intereses propios... Fomenta los valores individuales y colectivos, mejora las relaciones interpersonales y por supuesto, la motivación, la empatía, la concentración, la inteligencia, la sensibilidad y por ende, la felicidad.
Por todas estas razones y mucha más, cantar está considerado, como la disciplina primordial en la formación del aprendizaje, mejorando la cognición del lenguaje, la inteligencia emocional y el desarrollo intelectual en los primeros años de un niño y también en adultos para igualmente crear y generar hábitos saludables y beneficiosos para la salud física y mental.
Cantar solo o acompañado = Crecimiento, Desarrollo y Felicidad.